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Exhibicionismo emocional

Posted by CESAR&CARMEN on 5/18/2009 09:20:00 p. m. in
Siempre me han sorprendido las muestras de dolor de la gente cuando muere alguna personalidad pública. Bien sea del mundo de la política, el deporte, la cultura o la vida social. Que miles de personas sufran la pérdida como algo propio me parecía cuanto menos exagerado.

Hace pocos días asistí a otro ejemplo de esto tras le muerte de Antonio Vega. Emocionados mensajes en radio, colas en la capilla ardiente para despedirse, flores, notas manuscritas... Demostraciones públicas de tristeza que provocaban mis recelos porque la pena es algo tan íntimo y personal que su mera exposición tiene algo de traición o, como poco de impostura.

Mi desconfianza no apunta hacia sus verdaderos sentimientos sino a su necesidad de hacerlos públicos, de demostrar a todos cuánto lo han sentido. A su exhibicionismo emocional. Quizá este tipo de gente se comporte igual con las desgracias cercanas y quizá su dolor no es menor en privado, pero a veces uno se pregunta si la verdadera tristeza permite sobreponerse tan rápido como para llamar a un programa o escribir unas sentidas condolencias tras conocer la noticia.



Pues bien, esta mañana me he enterado del fallecimiento de Mario Benedetti y no sé si estoy especialmente triste, si lo siento como una pérdida. No creo. Es más bien como la sensación de tener una deuda con alguien y buscar la manera de zanjarla -probablemente el mismo sentimiento que tan incomprensible me parecía en el resto-.

El caso es que ahora soy yo el que quiere hacer público su pesar o su agradecimiento, vamos saldar su deuda. Sin llegar al exhibiocinismo emocional pero también sin renegar de una época en que los poemas y novelas de benedetti influyeron en mi modo de ser y de sentir. Y digo sin renegar porque hubo un tiempo en que lo hice (como de casi toda mi cultura sentimental). Cuando uno descubre que es un poeta tan popular, cuando en el Corte Inglés venden calendarios con sus versos o se imprimen en tarjetas de felicitación, entonces uno se avergüenza de que esos poemas hayan sido tan especiales, tan únicos en su vida. Pero lo fueron.
No sé si agradecer o pedir perdón por robar sus palabras que expresaban lo que yo quería decir y no sabía (siempre citando, eso sí, como buen periodista), para enamorar a las chicas que deseaba. Pero también sus novelas que, de algún modo, fraguaron un ideal utópico de amar a los amigos y sobre todo a las mujeres.

De todas formas, lo más probable es que todos los mensajes y condolencias hacia los artistas que se nos van tengan más que ver con el recuerdo de la época en que nos acompañaron y de las personas con que los compartimos. En realidad creo que la tristeza es por nosotros mismos y por el tiempo pasado y, claro perdido.
Y aún más, quizá sólo tenga que ver con estas actuales formas de participación en medios de comunicación, foros, chats y blogs. Oportunidades para todos de hacer públicas nuestras opiniones, creencias o sentimientos que derivan en dicho exhibicionismo emocional.
En cualquier caso, gracias Mario. Por tus Inventarios, por tu Tregua, por todo.

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