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Seguir la norma

Posted by CESAR&CARMEN on 4/14/2009 07:51:00 p. m. in
Como neófito en esto de los blogs quisiera trasnmitir mis primeras impresiones que, como dicen, son las que quedan. Cada entrada que aportamos los participantes podría enmarcarse dentro de los artículos de opinión, el género de mayor libertad. Y dentro de éstos, la columna parece ser la que mejor refleja las intenciones de este formato. Por tanto sigamos los pasos habituales que suelen emplear los columnistas más prestigiosos.

Resulta frecuente el uso de citas, hechos históricos o simples refranes para iniciar la tesis a desarrollar o como simple apoyo a la afirmación precedente. En este caso valdría con decir que Grijelmo defiende que "la columna suele abordar cuestiones triviales, o al menos tratadas con trivialidad". Aunque siempre da más lustre citar autores marginales, un premio nobel asiático o algún clásico anterior al siglo V a. C.

En cuanto a la temática, ésta suele abordar cuestiones de actualidad en las que se toma partido con mayor o menor vehemencia. O bien cualquier otro tema que despierta el interés del columnista y es tratado desde un punto de vista original. Aquí, la libertad es absoluta como demuestran los escritos publicados por mis compañeros, pero los blogeros más apegados a la actualidad atizan o ensalzan a nuevos ministros, a la ley del aborto o al gran emperador Obama.
En otros casos, se recurre a la ficción moralizante en la que, mediante un relato breve se envuelve un mensaje doctrinario para ejercitar las supuestas dotes literarias.

Más allá del género y el tema resulta vital la cuestión del ritmo. Una faceta de la escritura emparentada con la música, esencial en la poesía y que define el estilo del autor. Se puede hablar de compás, tempo ágil o pausado, etc. Parece ser que, en castellano, la fórmula rítmica más habitual es la sucesión de tres elementos similares. Este ritmo ternario encaja bien en la partitura y equilibra la relación entre ejemplos y tesis. Ya sabéis, bueno, bonito y barato.

Pero la única verdad absoluta de éstas y otras muchas normas es que pueden ser infringidas. Que lo mejor es sentarse a escribir lo que a uno le de la gana siguiendo el dictado de esa voz interior y dejarse de análisis formales. Esa voz que, en mi caso, parece haberse callado y con estos escritos quiero volver a escuchar.
En cualquier caso dejar que, como novato cumpla una de esas leyes de voluntario cumplimiento para concluir mi entrada: rematar con la frase que da título a la columna. Es decir, seguir la norma.

1 Comments


¿De quién era la norma aquella que sugería que el que no escribiera tenía que invitarse a las cañas? Esa sería otra buena norma a seguir ;)

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